La Alemania Nazi organizó los Juegos Olímpicos de 1936 en donde el protagonista fue un hombre de color, el histórico velocista Jesse Owens
En 1931, el Comité Olímpico falló que Berlín acogiera los Juegos Olímpicos del 36. Un año después Hitler fue nombrado canciller y empezó a construir la Alemania Nazi. Los JJOO otorgados a la República de Weimar fueron organizados por el Tercer Reich.
Hitler aprovechó el mayor de los eventos internacionales para mostrar al mundo la grandeza de la nación alemana y del nazismo. Cubrió de esvásticas Berlín y pronunció el discurso inaugural. Durante la quincena olímpica el Führer paralizó las persecuciones de judíos y de otras minorías. No tardó en reanudarlas. El último día de competición, el 16 de agosto, tuvo lugar una de las mayores redadas contra la población alemana de etnia gitana.
En los Juego Olímpicos de 1936 participaron cerca de 4.000 deportistas de los cuales tan solo 331 eran mujeres. Varios países no acudieron a la cita deportiva en repulsa al régimen nazi. La República de España fue uno de ellos, que como alternativa organizó unas Olimpiadas Populares que no vieron luz por el inicio de la Guerra Civil. EEUU se lo pensó pero finalmente participó. Por otro lado el colectivo de atletas judíos también intentó boicotear los JJOO.
Hitler pensaba que los Juegos eran la oportunidad más adecuada para mostrar al mundo la superioridad de la raza aria. Es más, la ocasión para verificar que los atletas arios eran descendientes de aquellos primeros de la Grecia Clásica. El dictador alemán consiguió su propósito. Alemania ocupó el primer puesto del medallero olímpico con 89 medallas, 33 de ellas oros.
A pesar del éxito de los deportistas alemanes, el héroe de los Juegos de Hitler fue un velocista de color: Jesse Owens. El estadounidense consiguió cuatro medallas de oro. Tres en las pruebas reinas del atletismo y otra más en el salto de longitud. Rumores históricos apuntan que el Führer tendió la mano al deportista americano. Para contrarrestar su triunfo, la ideología xenófoba nazi siempre intentó deslegitimar las victorias de los atletas de color. Defendía que los negros no debían participar en acontecimientos deportivos porque tienen la fuerza y la velocidad de animales salvajes.
BIBLIOGRAFÍA:
Walters, Guy (2012). Berlin 1936: How Hitler stolen the Olympic Dream, Hachette, UK
Acercando la Historia a sus protagonistas 
Claramente, Jesse Owens era superior a esas habladurías.
Me gustaMe gusta